El nabo (Brassica rapa L.) es una hortaliza de la familia de las Crucíferas, y que es un alimento casi tan antiguo como la Humanidad. De hecho, hay indicios que incluso antes de que existiera la agricultura ya se consumían tanto las hojas como la raíz de los nabos silvestres. Los griegos y los romanos mejoraron las variedades silvestres y extendieron el cultivo por toda Europa, donde fue el alimento básico durante siglos, hasta que la llegada de la patata americana en el siglo XVIII lo desplazó casi completamente.
NABO, NABIZA Y GRELO,
TRINIDAD DEL GALLEGO.
“Do nabo sae a nabiza,
da nabiza sae o grelo.
Nabo, nabiza e mais grelo,
trinidade do galego.
Son tres persoas distintas,
un só Deus verdadero”
El dicho popular ya deja claro cuál es la verdura tradicional de los gallegos. Y es que el mismo nabo nos ofrece tres verduras distintas, aunque en Galicia se consume fundamentalmente nabizas y grelos, dejando la raíz (la cabeza del nabo) como forraje para vacas y cerdos.
Los grelos son los tallos tiernos que aparecen en la planta justo antes de su floración.
Varias líneas de investigación llevadas a cabo por el CSIC en Galicia han confirmado que los grelos tienen una concentración muy destacada de compuestos anticancerígenos, en concreto los glucosinolatos y sus derivados, los isotiocianatos. En este sentido, los investigadores del CSIC recomiendan incluirlos en la dieta habitual, ya que además son ricos en proteínas y vitaminas A, B y C, y fuente de minerales como el hierro, el potasio y el calcio.
Además, contienen compuestos fenólicos que actúan como antioxidantes, retrasando de forma natural el envejecimiento.
Conviene distinguir entre las propiedades nutritivas de la raíz y de las hojas.
● Rico en vitamina C: la raíz del nabo aporta una cantidad importante de esta vitamina antioxidante (23 mg por 100 gramos) pero las hojas todavía contienen más.
● Fuente de vitamina B9 (o ácido fólico): interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la formación de los anticuerpos en el sistema inmune.
● Rico en provitamina A (o betacaroteno): la raíz casi no contiene, mientras que las hojas tienen un contenido elevado en esta vitamina antioxidante imprescindible para el buen estado de la retina y la piel, entre otros.
● Alto en calcio: las hojas del nabo son especialmente ricas en este mineral (41 mg por 100 gramos de alimento) y además contiene magnesio, que es muy importante para que se absorba bien. Las hojas de nabo son muy útiles durante la etapa de crecimiento y también para prevenir los efectos de la osteoporosis.
● Una verdura anticancerígena.